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lunes, 8 de septiembre de 2008

Este río incontenible



Ese hombre me inhibe sutilmente
pedazo a pedazo me agravia

Yo que no tengo tiempo de mirar al sol
y dejar que me ciegue
la potencia de miles de estrellas
que lo ayudan a girar,
alumbrar el universo .
Yo que no tengo tiempo
de amar y amar tu cuerpo
y oxigenar mi alma
de este caos planetario.

Voy a cerrar los ojos
verterme en tu cause
en la cadencia de tu cuerpo
en movimiento.

Cruzaré la línea de lo etéreo,
desataré un aluvión de pasiones,
ternuras y embelesos
lejos de la discordia,
del ordenador y estas teclas
que repiten tu nombre.

Lejos de los horarios,
las obligaciones, las críticas,
voy a sumergirme en ti,
beberé del río,
negaré cien veces
los nombres de la rutina
la costumbre y los fracasos,
tomaré tu cuerpo
me inundaré en tu vertiente.

Pero, mirando lo cotidiano
esto suena a utopía,
este río incontenible
no me baña, no me inunda,
no me come,
mi huracán etéreo
llega apenas a tu cause
como aquella estrella
que cayó como estampida
en el firmamento
destrozada en mil pedazos
por el lucero, que eres tu mismo.