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lunes, 18 de agosto de 2008

Volví

…del viaje de aquella pesadilla
que ni tu ni yo entendíamos.
Volví de las sombras de la muerte.
del sinsentido, la miseria,
el infierno.
Nadie sabe estas cosas,
ni el más cruel que lo causaba,
el cuerpo mío comiéndome en vida,
el cuerpo mío viajando
hacia la nada.
No es necesario que lo digas,
no lo entiendes,
nadie sabe estas cosas,
solo se siente el aguijón
pero volver a la vida trae consigo
el olor de la flor que se desgrana,
la patria que se muere y resucita,
la sangre polvorienta
de las mujeres perdidas en la nada,
el olor de la tierra adormecida,
la fuerza de los árboles que reclaman
no ser más sangre y destrucción,
sonido de fusil, metrallas,
galope de excluidos,
el sol en sus miradas.
Ay! Amor todo de la tierra
vuelve a mi
con tanta fuerza,
vuelve mi piel,
vuelve mi cuerpo
y vuelvo a ser una solo contigo,
con los hombres y mujeres,
vuelvo a saber quién soy,
qué quiero
para qué estoy aquí
y por qué lucho.
vuelvo a saber en ti como revivo.

Un poema al que antes fue


Mucho más allá del plano físico
en un laberinto mental, etéreo
donde es posible ser sutilmente feliz
sin sábanas arrugadas, ni muslos.

Todo sucede en un reflejo de la nada
tus ojos tu olor tu saliva
y allí donde antes fue
en medio de la noche te poseo
mientras tu juegas con otro cuerpo
los juegos nocturnos las pasiones.

De veras que poco me interesa
que tus muslos se duerman
enroscados a la geometría de otro cuerpo.
Yo los hubiera hollado
rozando apenas con las respiración
y te hubiera gustado disfrutar
que mis labios entreabiertos pudieran
seguir la travesía
en un viaje a la cadencia de los cuerpos.

Conozco muy bien lo que ganas
cuando te duermes en el goce.
Porque es exactamente lo que yo
habría hecho.

Este es el increíble juego
de las compensaciones
con que consuelo esta ruptura.
Continua entonces estrujando
tu cuerpo en el espejo de otro cuerpo
después de haber dormido
otra noche más sin mi.