Amado estoy a tu orilla
hermoso como árbol de mara
fuerte como la palmera,
ningún viento la derriba.
Resistes al sol y en vos anidan los pájaros.
Tus muslos morenos como delfines
que juguetean en el río que es mi cuerpo.
En ti huelo el perfume
de los guayabos en flor
en tus pechos hay miel y en tus ojos las viven las flores
de naranja y lima.
Pequeño-dulce- mi alto
hecho de romero y azafrán
tu piel es sedosa como piel de duraznos.
Hoy me dije: Subiré al árbol del fruto del pan
a comer de sus amores
sea su calor como racimos de plátano
y sus besos como el líquido del cacao
dulce miel, jugo de lúcumas.
Haré una pausa en el camino y ahí me quedaré
en la medio de ti,
tu ombligo cordón de plata...
tu plexo xolar el vientre,
más abajo la raíz fundamental.
Montaré en vilo cual amazona
y aferrada a tus cabellos
correré detrás de las garzas morenas
que se escapan a la pampa verde, verde río...
Sean tus gemidos como música
y después no importa
que duermas así en mí,
quédate en mi por siempre así
así, así, así...
mientras se contraen los músculos como devas constructores de la forma de amar,
mientras llega el éxtasis y la calma
a nuestros cuerpos después del temblor.
Reescrito en agosto del 2011, en la ciudad de Nuestra Señora de La Paz o Chuquiago Marka