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miércoles, 17 de agosto de 2011

Amado quiero quedarme por siempre en ti

Amado estoy a tu orilla

hermoso como árbol de mara

fuerte como la palmera,

ningún viento la derriba.

Resistes al sol y en vos anidan los pájaros.

Tus muslos morenos como delfines

que juguetean en el río que es mi cuerpo.



En ti huelo el perfume

de los guayabos en flor

en tus pechos hay miel y en tus ojos las viven las flores

de naranja y lima.

Pequeño-dulce- mi alto

hecho de romero y azafrán

tu piel es sedosa como piel de duraznos.



Hoy me dije: Subiré al árbol del fruto del pan

a comer de sus amores

sea su calor como racimos de plátano

y sus besos como el líquido del cacao

dulce miel, jugo de lúcumas.

Haré una pausa en el camino y ahí me quedaré

en la medio de ti,

tu ombligo cordón de plata...

tu plexo xolar el vientre,

más abajo la raíz fundamental.



Montaré en vilo cual amazona

y aferrada a tus cabellos

correré detrás de las garzas morenas

que se escapan a la pampa verde, verde río...

Sean tus gemidos como música

y después no importa

que duermas así en mí,

quédate en mi por siempre así

así, así, así...
mientras se contraen los músculos como devas constructores de la forma de amar,
mientras llega el éxtasis y la calma
a nuestros cuerpos después del temblor.



Reescrito en agosto del 2011, en la ciudad de Nuestra Señora de La Paz o Chuquiago Marka