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viernes, 16 de diciembre de 2011

Resumen profesional 2


Nací en Moxos
siempre jugué descalza.
Me crié entre árboles, tierra, sol y agua,
volaba de un árbol a otro y me colgaba de las lianas de los árboles como los monos.
Nadaba en pozas de agua todas las tardes
y jugaba futbol, basket, a las cachinas y  la tuja.
Vivía en barrio lindo y éramos más de 15 chiquillas
que nos juntábamos todos los días a jugar.
Mis mejores amigas eran Anita y Chiqui,
pero también mis primas Niña, Maye y Melo.
Fui una niña alegre, inquieta y a ratos tímida,
y no creo nunca que nadie hubiera sido tan feliz.
Me preguntaba cosas raras cuando niña: por ejemplo la muerte
y ¿qué hacían los muertos cuando tenían hambre?
También ¿ dónde estaba el otro lado de Bolivia y por qué yo vivía cercada por árboles?
Tenía miedo a mi sombra y me asustaban los cuentos de duendes,
de pequeña odié la leche de vaca y las verduras
porque papá tenía un huerto con legumbres y vegetales.
Crecí entre pastores evangélicos gringos porque mamá era evangelista
y odiaba a los santos católicos,
es decir que fui desde el vientre de mamá la niña de los ojos del Dios Padre.
Me inscribieron de “oyente a los 5 años sin cumplir”en la escuelita del pueblo,
pero me dieron libreta por ser la primera de la clase.
Todo lo aprendido en clases era replicado en las tardes a mi vecina Chiqui -un año menor que yo- fiel aprendiz de mis enseñanzas creativas y alocadas,
pero también fiel a las huelgas del Magisterio cuando escuchaba en la radio acerca de los paros
los acataba fielmente, dejábamos los libros y nos poníamos a jugar a las muñecas.
A los 10 años en acto cívico recité un poema de un tal Benjo Cruz
y al día siguiente sufrí una reprimenda sobre el comunismo y sus consecuencias,
nunca dije quién me enseñó el poema y lo guardo recelozamente escondido.
Jamás aprendí bien las matemáticas y pese a ese desliz fui la primera de la clase
no me dieron diploma de honor por mala conducta o a lo mejor no acostumbraban.
Por las tardes en época de lluvia nadaba en una poza
y en las noches de casi todo el año, me iba al cine a ver películas mexicanas.
Conocí a mi abuelo Joan muy de apenitas, él llegó del líbano
pensando que acá había tanto oro que al mover los árboles caían las libras esterlinas
echó raices y se casó con abue Fabriciana,
a ella no la conocí porque murió a los 30
y se hablaba de ella como de una leyenda
porque hasta olvidaron dónde estaba enterrada.
Mis otros abuelos no eran tan abuelos siempre distantes, en otro mundo,
eso significa que fui una niña “desabuelada”
entonces aprendí a amar a mamita Eufemia y a papá Amadeo los abues de Chiqui
y sentí el amor por ellos bien fuerte.
Aprendí a nadar del susto
porque Bauty me empujó a lo más hondo de la poza,
aprendí a montar caballo del purito miedo...
porque ese era el estilo de Bauty para enseñarme a ser "hombre".

Papá fue un buen tipo.
Mamá siempre estaba trabajando,
mi hermana Negri era en realidad quien se encargaba de mí,
me cantaba canciones de moda: las sambas, los Iracundos,
los Angeles Negros, algunas rancheras…
Gané varios premios, fui reina de belleza,
me emborraché a los 14 años y me dieron una tunda,
oriné desde un árbol de la plaza a los chicos bien del pueblo
me dieron otra tunda.
Lloré cuando fui al campo de vacaciones
odié a los mosquitos y ahí en el corral y la pampa
escribí mi primer cursi poema.
Mi primer beso me lo dio un profesor 12 años mayor que yo
pero más que beso fue un roce de labios
me lavé la boca pensando que mis padres se darían cuenta.
Fui a vivir a Cochabamba a los 16
y me desmayaba porque tenía miedo a los “profes collas”.
No fui de viaje de promoción porque era una “niña bien”
y en esos viajes “se perdía la virginidad”,
mamá estaba errada porque la perdí cuando entré a la universidad
y con mayoría absoluta de edad.
Pero la pérdida más terrible es aquella que te quita la candidez para siempre.
Soñé con ser cantante como Silvio
terminé escribiendo poemitas, cuentos y novelas que nunca publiqué.
Caí rendida por José Arturo,
me atraganté con mariguana no pude fumar
fracasé como hippie porque no practicaba el lema ni me sabía drogar.
Fui amiga de los famosos
nunca pude ser igual que ellos,
pasé noches de farra e inspiré a más de un artista.
Estudié una carrera que no me iba,
me aplacé un montón de veces.
Lloré por las plazas de Cochabamba,
di serenata a mis amigas con mis amigos los Kjarkas;
sentí impotencia muchas veces
me sentí dañada por los hombres
Fui a trabajar para poder comer
no me vendí a ninguno.
Fui estrella de mar
fui nube imposible...
mi paño de lágrimas era Rodolfo un gran pintor y amigo;
al que un día le dije confusa: "no sé por quién lloro, no sé a quién quiero"
y él más confundido me dijo ¡Qué pasa pooo!
Me vine a La Paz estudié una carrera compatible con mi oficio de escribir.
Sentí la nadería y el sorojche
amé intensamente,
quise suicidarme varias veces pero no encontré nunca el coraje.
Reviví escribiendo.
Escribí “lo sucio” y me volví el clishé
Nunca fui a Chacaltaya a esquiar, no entendí el golf
Me casé mayorcita contrariando a la cultura mojeña
No tuve hijos- los perdí todos(en el fondo no los deseaba)
Adoré a mis gatos Júpiter Quispe y Gatúbela Sélum
Casi muero  cuando papá se fue en un suspiro,
odié a Dios y a los hombres cuando Gaby trascendió;
y cuando Carlitos se fue de dormido.
Entonces empezó mi búsqueda hacia la muerte;
dejé la literatura y me sumerguí en otras lides literarias.
Cuando mamá se fue yo
ya había encontrado los secretos de la muerte y fue menos doloroso.
Me volví esotérica metafísica y oculta,
descubrí el sentido de la vida!
descrubrí historias más fuertes que las que escribo
amé a Ruth mi terapeuta, a Gaia, a Merú y a Jeshua.
Volví a orar y a creer en Dios.
No milité en ningún partido(tal vez por la reprimenda del poemita)
no supe del poder y de sus enredos
odié a los políticos los noté viles, crueles, insanos.
Más tarde en la vida
Me reconcilié con ellos sólo para analizar sus formas, sus sentires, sus hablares.
Fui empleada pública y de Ongés
también fui consultora
trabajé unos años para el imperio yanqui (al menos ellos pagaban)
Traté de trabajar para el imperio incaico y me rechazaron disqué por mis antecedentes.
Siempre fui como una niña aunque pensaba como adulta.
Aprendí a cocinar,
seguí escribiendo y alguna vez cuando sea grande
seré como Anais Nin, como Marguerite Duras como Miguel Hernández
y a lo mejor soñaré con ser como García Lorca una poeta en Nueva York.
Y seré grande como aquel lucero que veo en el firmamento en las noches brillantes de La Paz.

Confesiones a quema ropa

Dios!
desde mi caja mágica veo hundirse nuestros sueños,
la ciudad perdida en un caos planetario,
pero dentro de todas las formas te hallé.
No existe más el miedo, las sombras y el túnel
ni el bajo astral que antes visité y me estremeció para siempre.
Es de noche y nada me impide trascender, cerrar los ojos
y unirme a tu gloria.
Pero una pared me inhibe,
no me permite trasponer el umbral que nos separa...
yo que no tengo miedo de bajar al abismo
y escuchar la siniestra furia de ondinas y salamandras,
agua y fuego juntos, la tierra sacudiéndose en un espasmódico orgasmo,
la tierra limpiándose de impurezas,
la tierra girando y subiendo hacia venus,
Gaia llorando y matando,
Gaia estremeciéndose y acomodándose a la polaridad femenina de los Andes.
Ven! haz que desgarre el velo,
quiero confesarte mis infamias,
contarte los oscuros sentimientos que un día nublaron mi vida,
del odio que anidó mi alma,
de la nefasta muerte astral de los hijos que no quise,
que ni siquiera engendré pero que siempre rechacé
También quiero contarte de las cosas buenas que hice,
por ejemplo que ya no mato a los sapos,
ni encierro a las hormigas, ni me como al sepe culón,
que mi karma está quedando en cero y no sé que más inventarme
para que mi vida sea interesante.
 Expié los pecados que se inventaron los infieles
para quitarnos el imaginario,
que amar como nadie fue la expiación y la cura,
que aún me queda la interminable boda de lujuria y vino,
que amé a los hombres equivocados
que me enseñaron del placer, el dolor, la risa, el llanto,
el fuego, la sangre y la derrota, la noche
pero en cada uno de ellos te hallé!
Dios no tardes tanto!