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jueves, 21 de agosto de 2008

La lujuria y la pasión


Por la sombra y el perfume que te nombran,
por la mortal herida que dejaste,
por el sinsabor,
por la lujuria y la pasión,
el embeleso,
el desencanto y la ternura.

Nomás que por la sombra
que te nombra y te resume,
nomás por ti, por tenerte
volvería a mirarme
en los espejos del espanto,
volvería a ensayar tu nombre junto a l mío,
nomás por sentir tu piel
tu cuerpo claro, tus ojos,
tu silueta, tu sal, tu boca,
volvería probar el turbio trueque,
volvería a probar el horror
que un día nos consumió.

Pero vamos!
fue un horror supremamente bueno
apasionado, cruel, tierno
fue un infierno amable.

Nomás por unos minutos
me jugaría entra,
compraría tu cuerpo
te daría los billetes,
te prostituiría…
y andaría a la par que una callejera
besando la miel,
consiguiendo el cielo
a través de esa espasmódica
sensación de vuelo.

Hoy, con la madurez a flor y a flote
me daría el lujo de ceder a tu fantasma
y anegarme en tu lecho,
en tus brazos y en tu fuego
en lugar de estar en esta nada
que a otra nada nombra.
A Isabella

No me importa tu voz ni tus desdenes
ni lo que abrigues en esa mirada astuta,
sólo quiero perderme, hundirme en la ciénaga
profunda de tus aguas.
Bella eres Isabella mía...como potranca
que se encabrita,
que relincha en la noche cuando es penetrada,
que rompe el silencio de la noche
Cabalgas altiva e imponente, junto a mil hombres
y persistes, siempre persistes.
La miel que escapa del higo jugoso de tu sexo
elixir es para mi cuerpo sediento de tus besos,
tus pezones negros cual uvas...se endurecen
al suave roce de mis manos.
Tus ojos no miran, sólo sueñan,
tu boca se entreabre y dices palabras indelebles...
tus dientes son como marfil...
ohh! potranca mía, astuta mía cual paloma,
con la fuerza del león y la dulzura de los pájaros,
soy el jinete que cabalgará en tus ancas
y juntos recorreremos los caminos del mundo...
embriagados de amor y de poesía.
La noche será nuestra aliada,
engendraremos locuras y pariremos alegrías,
aguantarás mi galope
mis espermas recorrerán tu vientre,
buscando tal vez algo imposible...
yo no sé!
Isabella mía, quién pudiera predecir tanta locura,
confundir mi aliento con el tuyo
y despertar cada día
con el roce de tu pelo...
te daré mi silencio de hombre en las mañanas
un alelí para que adornes tus cabellos
y alas de mariposa para que te lances a volar en el espacio.


Sacado del cuento Las Hijas de Dyango de Roxana Sélum
Me diste la ternura
la pasión el embeleso
las noches coloridas
el terrón de azúcar- miel,
el sueño del alba,
el sentir de la piel.
Las manos- el dorso desnudo,
pero también la tristeza del domingo,
la mano endeble perdiéndose,
el café frío en la noche de invierno.

Ahora me doy cuenta
que acercando mis sentidos a ti
Tu me envuelves…
te fundes como la hiel en un fruto amargo,
y el olor de la selva que te nombra.
Un atardecer en la moxitania,
el sol perdiéndose en la noche,
los nombres de otros nombres
que te nombran
un silbido de pájaros.
Ay! Amor
todo sobre ti vuelve a tocarme…
vuelvo a sentir el galope
de mil potros
correteando en la pampa verde
verde río.
Ven! Líbrame de la noche insomne
de la muerte…
Sumérgeme en tu caricia,
retiéneme en tu pecho.
Haz un hueco en tu corazón,
guárdame, guárdame en ti
como la niebla.