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lunes, 9 de noviembre de 2009

6.
Dejar partir tan lentamente como una letanía;
dejar ir para dejar espacio al amor.
Ese espacio está habitado ahora por otras cosas
por otros signos, por otras señales.

5. Ese hombre

5.
Cómo puede un amor tan grande
caer en la nada. Yo me pregunto siempre;
y las respuestas llegan del universo:
puede acabarse aquello que no es para uno,
que no es para vos,
porque sencillamente ese hombre no era para vos,
estuvo ahí sólo por un instante, un espacio, un tiempo:
ese tiempo preciso y exacto que te haría crecer,
porque el dolor te hace crecer de manera insospechada,
y me volví gigante y pude volar;
me he remontado por la cima del dolor
y supe sacarle provecho a la nada;
a ese abismarme, a ese fading que me hacía ver todo negro.
absurdo, cruel, insostenible.
porque ese hombre si que me dolió.
Me dolió el corazón, la piel, la vida,
me pesaba como toneladas en la espalda,
ese hombre fue malo, cruel, destructivo;
y me dejó sola en la noche, triste en el día y absurda en la vida.
Ese hombre me heló la sangre;
porque no pudo, no supo, no fue.
Quería comprarle la vida a alguien,
para que me dé un hálito de vida;
y busqué las recetas, las absurdas recetas de la abuela
porque me dolía en la cara la verguenza,
hice los rezos que me dió la terapeuta para dejarlo ir
y no podía, no se iba de mi alma
porque estaba atado a mí como una lacra,
como un estigma que se arrastra como un karma;
años pasaron para que al fin me diera cuenta
que yo podía romper ese karma
y haciendo caso omiso de las leyes
lo eliminé cortando incluso la posibilidad de volver algún día.
continuará...

4. Mi piel toda llena de su ser desnudo

4.
Otro hombre llegó años más tarde
al trasponer los mejores años de mi vida;
ese hombre me impactó más que ninguno;
porque en él encontré todas las cosas que nunca antes busqué
que las hallé porque sí, porque uno cuando busca
a quien amar, no se fija mucho en los atributos
que quisiera que tenga esa persona. Y eso nos hace equivocarnos tanto...
Ese hombre es quien inspiró gran parte de mis poemas,
es el hombre que amé desmedidamente,
alocadamente, perdidamente.
Nadie nunca amó de esta forma tan desaforada,
tan descontrolada y perdida como yo.
Amé sus ojos marrones, su cuerpo que aún al recordarlo me enciende
me subyuga y enamora.
El fue el hilo de azúcar miel, de piedra y de fuego,
la fuerza y el derrumbe!
la magia y la ternura,
la pasión y el dolor,
el hades, las sombras,
las tempestades y el incendio
pero al final; fue un infierno amable.
He amado menos,
he amado más, no lo sé,
sólo sé que nunca fue tan pleno intenso y volcánico.
Este amor salió del olor de los tulipanes dormidos,
salté al abismo, me abismé y morí,
pero ya ven...
soy otra, porque ahora puedo gritar que el placer:
ese esclavo cruel ha crecido como la ola:gigante, cristalina, encendida
como su cuerpo en movimiento.
Fue la marea subiendo,
las manos rozando mi cuerpo, el agua inundando y mi piel toda
llena de su ser desnudo!

3. el hombre

Mark Sink
3.
Pero el alma del hombre era tan chica
tan poco evolucionada,
que se fue como se van las cosas sin sentido,
porque estamos en esta vida para evolucionar,
y su evolución llegó apenas al plano astral,
no pudo subir y se quedó solita su alma
amando a otros cuerpos,
queriendo encontrar en cada uno el mío.
Ahora es mi hermano, mi amigo,
no puede ser otra cosa,
porque este hombre que amé sobremanera
ya no me produce un raz en la piel
ni una angustia en el alma.
que

Se encendía el cielo

2.
Otro hombre que me desconcentró sobremanera
fue sin duda: ese que no sabía amar de otra forma que no fuera con su cuerpo;
nunca nadie tocó mi cuerpo como él;
nunca mi piel respondió a nadie como a la piel de él,
sus manos rozaban las mías y se encendía el cielo,
sus labios besaban los míos y era el éxtasis supremo.
Pero ese hombre extrañamente no se fue nunca de mi lado,
no pudo nunca romper ese hilo de acero y miel que nos unía;
sin embargo yo, lo dejé partir como se dejan las cosas que cuestan
que se han metido hasta en los tuétanos de los huesos;
lo dejé muchas veces: algunas, le hice daño porque fue como un rayo que viene de la tierra y te sacude; y que en el momento preciso, te señala una decisión que cumplir;
una sola; la de estar para vivir- y tal es la decisión que asumirá tu cuerpo.
Ese hombre murió tantas veces y volvió a renacer
porque nadie conoce los caminos de la pasión
solo los recorremos sin preguntarnos como son.
¿Ni qué decir del placer profundo que emanaba de su cuerpo,
la ternura de sus manos;
yo si que amé con pasión a este hombre!
Amé la redondez del tobillo, la curvatura de sus muslos;
la soledad de su alma;
pero como todo pasa, este hombre también pasó.
Continuará...