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jueves, 31 de julio de 2008

Una burda idea


Vuelvo a mentir como si nada,
a jugar con el espacio en blanco,
a teñir de gris y dibujar tu silueta
en cada trazo.

No se quién sos
ni por quién suspirás,
no se nada de ti solo te invento.
Pero mirá vos cómo son las cosas
una idea loquísima se me vino esta mañana
una idea convertida en sensaciones,
una idea y una mujer cobarde
que vacila entre la nada y la miseria
que tiembla tras el brillo de tus ojos,
que se encandila
solo al susurro de tu nombre
que se oculta tras la miserable,
burda idea de otro nombre.

Una idea que cobró fuerza esta mañana
de mirarte a los ojos
y quitarme la máscara que oculta
este rostro, estos ojos y estos labios
de gritar mis emociones
y volverme alquimista del placer
del goce y la ternura.

de palabras que no escondan nada!
ni el gesto de sentir
que hundes tu rostro en mi pubis
que navegas en ese mar
que es tan sublime
tan supremamente dulce,
de poder soportarte
después del grito, la derrota
y el derrumbe del goce.

Volver a hundirme en tu piel
y no sentir luego el vacío
que precede al amor.

Una loca idea ronda en mis sentidos,
como por ejemplo reventar el planeta
con mis versos
que ellos te cuenten
cómo cae el viento helado
aquí en mi rostro.

Una sola idea, una palabra
como tantas que he tenido,
Pero soy cobarde.

sin valor y sin aliados me he quedado…
a ratos pienso que la fe me ha abandonado,
ya es tarde,
ya amanece
ya te fuiste!


Olor a lluvia


Las pléyades se ocultan,
astrea viaja en el firmamento,
es febrero
es de noche
y voy a acostarme sola.

Llueve, siempre llueve
lavando el asfalto
la mugre, nuestras ondinas.

Miro mi piel
veo mis ojos
toco mi piel sedosa
como un durazno.

Toco la redondez de mis senos
el botón se endurece,
hago un intento
de querer amar
amar hasta los tuétanos,
pero llega el cansancio
es extremo,
el cuerpo que calienta no llega,
y las manos no responden,
el placer no quiere,
el cuerpo no dice nada.

Entonces retorno a lo real,
a otros pies desnudos,
a tus cadencias,
tus caderas de fuego,
tu boca salvaje,
y es ahí donde me hundo,
es en ti en quien me inundo
es en ti el mundo.

Como un orgasmo perverso


Diría que no me importas tanto
como para verte todo el tiempo,
que no necesito tus susurros
en las noches.

Ni esas cosas raras de verte al alba
con cara de sueño y ropajes de lana.
Diría sin embargo que amo tu voz
cuando embriaga el silencio,
pero también cuando sonás reflexivo
o triste,
cuando pensás en el país
tan hermoso, sombrío y perdido.

Diría que quiero eso de ti,
las cosas simples,
las complejas, las cotidianas.
La diferencia entre vos y esos hombres
es que pasaron sin dejar huella
como un
orgasmo perverso
que no deja huella, no marca, no mancha.

En cambio tu, pequeño
eres latitud, espacio, contenido.
Pero fíjate que apegando mis sentidos a ti
consideré prudente decirte esto:
amo tu cabeza porque piensa
tus desaires de gato engreído y escurridizo,
tu sintonía en mi cuerpo,
el aleteo de pájaros
volando cada vez que te toco,
tu voz y hasta tus descuidos caseros.