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jueves, 5 de noviembre de 2009

El hombre

1.
Extrañamente, el hombre, el hombre que ves por la calle,
el hombre común:
el hombre que sale a conquistar el mundo; el hombre que se ama y se idolatra,
que se sueña, y que vive y muere; el hombre que tu ves todos los días
no tiene nada que ver con el hombre, con su mundo interno.
Pues el hombre, ese que has soñado, venerado e idolatrado; es otro hombre
y tu no lo has comprendido nunca.
Pues conocerlo, es un verdadero misterio;
es una verdadera travesía y no todas las mujeres quieren emprenderla.
A veces, ese hombre tan huraño, tan lejano y monótono
es un ser que habita congojas;
otras veces; lo habitan: la madre destructiva, el miedo, y el pudor.
Pero a ese hombre no hay que comprenderlo, simplemente hay que dejarlo ser.
Existen hombres que a mi me han impacatado sobremanera;
por ejemplo aquel que sus brazos alargó para agarrar a ese gatito de la calle
y darle tanto cariño que casi explota su corazón.
Otro hombre me heló la sangre;
cuando me dijo: no puedo, no quiero, no debo. Ese hombre, sabía en su alma pequeña
que yo era lo que su alma anhelaba, pero tuvo miedo de saltar al abismo;
ese tipo de hombre es el que me da asco.
Hay otros que simplemente se pierden en la nada...
continuará

Un torbellino me inhibe sutilmente,
nostálgicamente me agravia.
Voy a romper este cráter de miserias y mentiras
y voy a salir a verter más aguas que un río.