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lunes, 18 de enero de 2010

1. Después del paréntesis

1.
Extrañamente la escritora, la que cuenta
la que dice lo que piensa, la escritora que contacta contigo,
la que te hace soñar y te enreda en pasiones,
en hilos sutiles que hacen un raz en tu corazón;
esta que está escribiendo, la que vive y sueña, la que imaginás arrebaratadoramente sexi
no tiene nada que ver con la que en verdad soy.
Pues la escritora solo se da en una realidad verdadera,
en fragmentos, instantes.
Es un relámpago que te sacude, y que, en el instante preciso,
te indica lo que debes decir:
Un momento, uno solo:
para habitar, para decir, para emocionar, para encantar-
tal es el espacio de mi cuerpo.

2. Pues existe un karma

2.
Pues existe un karma que yo debo cumplir,
en homenaje a las lecciones que vine a aprender en esta vida:
que aún a costas de renunciamientos,
amores inacesibles, y de interminables tormentos
he aprendido a decir adios, y a recogerme al espacio de mis escritos.
Y lo hice sabiendo que el castigo podría ser
una vida solitaria y admirada,
sin que me importen los decires y la condena
de una sociedad pacata e insensata.
Es de advertir que miles y miles de mujeres se recogen
tranquilamente al espacio de sus respectivas vidas,
yo en cambio; opté por recogerme al espacio de las letras
y aunque a ratos cambiaría un poco de este talento, por una cama
y un cuerpo de hombre,
pues en realidad, recogerse al espacio de las letras, es morir
y estar condenada a la soledad.
Pero aquí no se trata de morir
Aquí se trata de cumplir un karma; y por idéntica razón,
habrá que seguir viviendo.

Confesión a quemarropa

Dios!
desde mi caja mágica veo hundirse nuestros sueños,
la ciudad perdida en un caos planetario,
pero dentro de todas las formas te hallé.
No existe más el miedo, las sombras y el túnel
ni el bajo astral que antes visité y me estremeció para siempre.
Es de noche y nada me impide trascender, cerrar los ojos
y unirme a tu gloria.
Pero una pared me inhibe,
no me permite trasponer el umbral que nos separa
yo que no tengo miedo de bajar al abismo
y escuchar la siniestra furia de ondinas y salamandras,
agua y fuego juntos, la tierra sacudiéndose en un espasmódico orgasmo,
la tierra limpiándose de impurezas,
la tierra girando y subiendo hacia venus,
Gaia llorando y matando,
Gaia estremeciéndose y acomodándose a la polaridad femenina de los Andes.
Ven! haz que desgarre el velo,
quiero confesarte mis infamias,
mis oscuros sentimientos que un día nublaron mi vida,
del odio que anidó mi alma,
de la nefasta muerte astral de los hijos que no quise,
que ni siquiera engendré pero que siempre rechacé
También quiero contarte de las cosas buenas que hice,
por ejemplo que ya no mato a los sapos,
ni encierro a las hormigas, ni me como al Cepe culón,
que mi karma está quedando en cero y no sé que más inventarme
para que mi vida sea interesante.
que expié los pecados que se inventaron los infieles
para quitarnos el imaginario,
que amar como nadie fue la expiación y la cura,
que aún me queda la interminable boda de lujuria y vino,
que amé a los hombres equivocados
que me enseñaron del placer, el dolor, la risa, el llanto,
el fuego, la sangre y la derrota, la noche
pero en cada uno de ellos te hallé!
Dios no tardes tanto!

Este reagateo inútil

Si al menos pudiera sacarte de mi
decirte que te marches, pero no, tu imagen salta,
da batalla... viene a por mi, viene por sus fueros, se instala,
da vueltas por el cuarto; y de pronto se vuelve materia,
risa, beso, carne, ojos, sangre, sudor, ternura, pasión.
Podrías irte de aquí llevando tu fuerza,
el cinismo y todas esas cosas tontas que pensabas.
Podriamos ambos rendirnos,
acabar con esta guerra,
con esta nada que a otra nada nombra,
podríamos darnos una tregua...
Yo podría por ejemplo amarte con violenta ternura,
apaciguar el odio que aún perdura,
que es el otro lado de este dar y no dar,
ese regateo inútil, esquizofrénico que quema mi pecho,
que me arrastra y entristece.
Podrías irte del todo,
podría decirte que t evayas,
pero aún tu nombre me llena y me besa.

Díme a que sabe

¿Díme a qué sabe tu cuerpo?
sabe a pecado, a transgresión?
si sabe a miel, beberé suavemente aquel hilo que escurre por tu pecho,
si sabe a frutas, me deleitaré en tu torso y ahí mismo te haré estremecer;
si sabe a canela, haré un ritual para que tu me quieras:
con la miel, la fruta y la canela, para que tu me quieras bien-
para que tu me quieras amor amado- me quieras bien!