Extrañamente, mi vida, mi vida doméstica, la que
tengo que vivir a diario.
La vida que se cierne sobre el
universo
la que a ratos me parece
imposible de llevar
porque es como si un peso
dantesco llevara sobre las espaldas.
Como si yeguas apocalípticas me
arrastraran por el mundo
serán tal vez las nefastas
creaciones de otras vidas
que vuelve a golpear en las
células del cuerpo... como si nunca fuera a pasar.
Es un suerte de rayo
providencial que golpea sobre el pecho, me sacude, duele, y que, tengo que
aguantar como se aguantan los galopes de potros endemoniados
que corretean sobre tu cuerpo,
pisándote las entrañas...