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martes, 22 de junio de 2010





Alguien en mi dormido

me come y me bebe




Mi cuerpo mudo se abre

a la subersiva urgencia de tus besos



Señor


esta tremenda aventura de vivir me trajo todo y también no me trajo nada porque todo en la vida es ilusión.


he construido mi casa en alto invierno, tan alto que el soplo de las nubes se siente


y un pétalo de espanto queda aherida a la ciudad.


Señor,


he vivido medio siglo y aún soy una niña,

la niña que jugaba descalza por las calles pajolientas de San Ignacio de Moxos.


No he perdido la candidez y sin embargo a veces perdí la cordura


cuando me avasallaron la noche y la angustia...


Señor


mi cuerpo tiene 25 años, mis ojos tienen 50 porque han visto la vidas pasar y pasar


mi vida ha sido más bien tímida comparada con la de otras mujeres


pues sigo siendo la niña de provincia que miraba los aviones pasar y pasar


y quería volar en las alas del viento.


Señor


he bebido las mieles de aquel hombre que se fue y me quiso tanto, pero no quiso,


he sabido del hastío y de las sombras


y también supe de los placeres y el amor.


Señor


no existe más el candente fuego quemando mi cuerpo


ni el fin del mundo que me inculcaron de pequeña,


ni el bajo astral en que en algún momento visité en esta encarnación;


he dejado de temerle a la muerte y al silencio


y he aprendido a escuchar tu voz.


He escrito de todo y he liberado los miedos


por tener que decir lo que siento


aunque sólo sea un escrito y una sublimación de eros y thanatos


No creo más en la vil mentira y los juicios sucios de aquellos que temen vivir su sexualidad,


que quisieron volver esto en un clishé,


el pecado es una invención de los humanos


para quitarnos el imaginario,


por eso te escribo para decirte de mis pasiones mundanas,


de los hombres que amé y me amaron,


del desasociego que me causó la vida a ratos


y de las alegrías que ahora pronuncio.


Señor


no soy esa que en el amanecer te alaba,


ni la que te unge los pies con aceite,


sin embargo te amo, como a ningún humano amé,


con ese amor que sobrepasa todo lo entendible,


que te buscó en todas partes,


y en todas las formas te hallé;


incluso en estos versos que alaban


el cuerpo y la piel.


Señor...