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jueves, 3 de septiembre de 2009

Escribir


Escribir. Señuelos, debates y callejones sin salida a los que da lugar el deseo de "expresar" el sentimiento amoroso en una "creación" especialmente de escritura). Roland Barthes.
No sé escribir, no sé escribir decía cuando sentía en mi pecho
un cúmulo de ideas que salían a borbotones y no las podía ordenar
y se acumulaban oraciones, frases, situaciones y lloraba porque no sabía escribir
y quería hacerlo porque las palabras cuando están presas lloran.
Porque las palabras cuando se callan; es como si se murieran;
y yo cada que no escribía me moría un poco.
Después me salieron frases como aquellas "cuánta palabra me recorre por adentro,
como recios caballos que galopan en la pampa".
Querer escribir el amor es afrontar el embrollo del lenguaje; esa región enloquecida por si sola, donde el lenguaje es mucho y también es muy poco. Surge a veces esa sensación de querer
escribirme me hería; y cuando escribía ficción era más fácil;
pero escribir ficción es sacarle la pasión a las letras,
porque no puede ser amado ni sentido un poema si no se sabe amar,
o no has amado por ejemplo;
escribir porque sí, sin ánimo de hacerlo, sin pasión, es como besar a un muerto;
pero escribir ficción imaginando, recreando, recordando, agigantando los momentos
que viviste de amor; eso es otra cosa. Entonces el texto deja de ser vano y se le encuentra el
placer al texto.
Saber que no se escribe para el otro, saber que esas cosas que voy a escribir no me harán
jamás amar por quien amo, saber que la escritura no compensa nada, que es precisamente ahí donde no estás: tal es el comienzo de la escritura (Barthes)