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sábado, 28 de noviembre de 2009

Y me estremecí toda...

Hoy sin saberlo sin saber que besarías mi cuerpo,
hice un rito frente al espejo,
coloqué el aroma de miel sobre los muslos,
recorrí los brazos y la espalda.
Toqué mi torso.
Acaricié suavemente la aureola de los senos,
cubrí las grietitas del pezón toqué el pubis de luna,
la redondez del ombligo,
la silueta toda,
y más tarde recorrí su cuerpo con pasión salvaje como queriendo emprender un viaje sin retorno -en el que me fundo cada vez que lo amo.
Toqué la curvatura de los tobillos,
subí besando los muslos la pelvis el torso…toqué su pecho que se abrió de pronto como crisálida, sensitivo, cálido.
Volví a sus caderas y disfruté de su cuerpo en movimiento.
Sentí su piel que se estremeció al rozar- pasar los labios, sentir la textura, oler su perfume que huele bien- huele a miel.
Hoy he tocado su cuerpo con pasión extrema como si fuera la última vez.
Como queriendo asirlo en el tiempo, lo besé tantas veces… hasta llegar a creer que nada más existía en el mundo, lo sostuve entre mis manos y me estremecí toda.

Como dice Sade

Como rayas negras se han escrito en la piel
los besos candentes de una noche oscura del alma.
Como fuego, como fango, como finas hebras
quedaron en mi
las caricias, pero eso solo es lo imaginario,
porque como dice Sade han quedado marcas
como orgasmo perverso
que no deja huellas, no marca, no mancha
porque es fácil borrarlas
con las marcas de otros besos.


Como ladrón en la noche

Sutilmente, el amor llega como ladrón en la noche,

sin pedir permiso se apropia de tu cuerpo y de tu alma, de tu corazón;

y el corazón que es el órgano del deseo puede henchirse, engrandecer ese amor.

A veces le tememos como si fuera algo malo, nos escapamos y nos adelantamos

a ese paisaje solitario desmotivado, sin emociones. Pero el amor sólo llega fatigado

de tanto huir hacia adelante y es ahí donde deberíamos hacer una pausa y detenernos

disfrutarlo y vivirlo intensamente.

Cuando tu mano por descuido se adentra
siento que no hay nada más delicioso que sentirla.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Decir te amo

Fragmentos de un discurso -amo-roso

Te amo carece de empleos. Es una palabra como la de un niño, no está aprisionada por niguna restricción social; puede ser una expresión sublime, solemne, liegera o bien erótica. Es una expresión socialmente móvi. Roland Barthes.

Pero decir Te amo, me gusta.
Decirlo cuando estoy enamorada
No se si a todos les pasa lo mismo,
pero yo siento que Te amo carece de otro lugar,
no es metáfora de nada, no tiene deformidades.
Te-amo, no está en ningún diccionario;
tampoco es una frase;
no transmite un sentido, sino un sentimiento
porque se aferra a una situación extrema.
Decir Te-amo, no es cualquier cosa;
yo siento que lo digo mejor- y lo siento-
cuando estoy en estado de vigilia o semisueño;
porque transmite lo que el sentimiento en el momento que el subconsciente aflora;
porque cuando ya empieza tu alma a desprenderse para viajar a otros planos
implica que te estás despidiendo del otro (al que adoras)
porque dormir también es morir un poco a este plano de consciencia
jamás adivinado ni pensado.
Y eso es algo que todos debiéramos saber
para decir más a menudo Te-amo.

jueves, 19 de noviembre de 2009

De vuelta

De vuelta a la vida cotidiana de La Paz
a sus calles onduladas, sinuosas, al
ruido ensordecedor de los autos
que agotan cualquier paciencia.
De vuelta a mi hábitat, mi mundo, mi hogar
aunque ahora medio esquivo
puedo encontrar en él, la calma y el sociego
que no encuentro en mi casa de la infancia
nada más y nada menos porque el calor me hostiga y me aniquila.

martes, 17 de noviembre de 2009

Cuento corto


Un viento huracanado levantó las cortinas del cuarto,la tenue luz de las velas apenas resistían dejando entrever la escena.
El hombre acostado en la hamaca, el torso maravilloso como un Dios,
los muslos color canela, los brazos largos y musculosos; sus manos hurgaban todo, subían , bajaban.
La mujer se columpiaba como una niña, arqueaba la pelvis, balanceaba, daba saltos al ritmo de un tenue grito. De pronto el viento desplegó la cortinas hasta las velas e incendió el cuarto ahogándolo todo.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Amantes

Un viento huracanado abrió las puertas y vimos dos amantes en el lecho. La mujer seductora, el pubis al descubierto. Las rodillas entreabiertas, los senos frescos como jazmines en flor. El cabello largo, de un solo tamaño. El hombre la recorría toda. Subía desde los pies hasta el cuello. Más tarde; desplegó su falo cual arma firme, arqueaba el pecho, sacaba y metía las nalgas, gemía, besaba, lamía. Ella en un momento se incorporó y felina se lanzó sobre él moviendo su cuerpo. Su cabello la cubría la espalda como una cascada... nosotros vimos esa escena estupefactos y de pronto, los dos amantes se estremecieron en un solo temblor!

Monólogo para tres- cuento

A Juan Eliseo que en vida no fue
y que en algún sitio aún me espera

Por amor Eliseo, por amor sigo contigo y no es lo que aparento. Sólo quiero el olor de este tu cuerpo bienamadoybienpensante que se quedó impregnado en mí desde aquella mañana en que fue viviendo lentamente la unión de nuestras almas para trascender en un nuevo ser. el olor tuyo me recuerda otro olor que estuvo en mí cuando la vida se le pegaba a mi vientre. el mismo olor que me recuerda a otros brazos que no crecieron, y es absurdo constatarlo ahora cuando la realidad pega y pega tan fuerte, ahora que él se fue lenta y tan violentamente.
Queda poco tiempo, y este tiempo hay que vivirlo. aunque fuera un mes, un día, un instante, es poco lo que nos queda en estos momentos en que la muerte nos junta por todos lados.
No sé cómo expresarlo, por eso lo escribo. Hoy sólo quedan las líneas, ya no puedo llorar, sólo quiero estar a tu lado, quererte y estar siempre. hemos envejecido mil años, se han dormido los sueños que parecían reales, lo cotidiano de este mundo que los demás no entienden ni conocen.
La piel se te fue hijo, se quedó en mi, en las cosas que tus ojos no vieron, en los pechos que no mamaste y tú Eliseo crees que otro sueño puede ser válido; eso es sólo una carnada para que lo absoluto de nuestro amor perdure, ambos sabemos que es un truco y una carnada para que la vida pique.
La muerte se lo llevó. ahora sólo queda un juego aquí dentro y cada día tú diciendo... reclamando. De pronto adviertes que sigo viva, nuestros ojos se miran aún enamorados, se abrazan sobre el aire de los otros. Quiero que aceptes tu error- tu ausencia- Nuestras miradas se cruzan- sé que puedes hacerlo- mientras la noche pasa y engendra la tierra margaritas.
Quiero que vivas hijo, me toco el vientre, te canto canciones que invento, sé que ya me escuchas y sientes el dolor que yo siento, te doy calor con mi mano derecha mientras la otras sostiene el hielo que paso por mi cabeza para paliar el dolor; voy hacia ti y muero junto contigo hoy, te dejo tibio un rato y luego ya no te canto, sólo grito, gimo, muero, duermo.
Mientras escribo Eliseo, tu voz en el teléfono dice que no lo haga porque soy muy triste; yo me abismo, sucumbo, porque no hay nada aquí en este mundo, este es el modo de evadirme, de permanecer, de dar, de quitar. Toda la gente llama a eso divagar, otros lo llaman literatura, para mí es el modo de liberar los demonios que llevo dentro. antes cuando era niña y lo hacía junto a los árboles, o me encerraba en un cuarto a oscuras, el abismarse no tenía nombre, era sólo pensar que era diferente a mis hermanas, no tenía nombre ni conocimiento, sólo eran extrañas sensaciones que me invadían y luchaban por salir al trote como los caballos que montaba Bauty y Carlitos en las pampas lejanas del Cuberene, entonces yo me evadía por los corrales, por el río para imaginar, para que no me dijeran: loca, poetita, triste, poetita, como lo haces tú ahora. Abismarme es la palabra precisa, sucumbir, morir un poco. Es también otros olores, texturas, sueños de un mundo mejor y menos cruel, un mundo donde yo ya te esperaba desde la fundación del tiempo, éramos y tú estas lejano, aún no te conocía y ya tú eras en mí y yo en ti, era un tiempo de utopías, donde no existía el poder del más fuerte, ni luchas, ni traición ni mentiras. Yo ya te amaba Eliseo desde antes de la fundación del tiempo.
Continuará....

Ahora sucumbo por la muerte del hijo en este invierno que se aleja, que se va contigo. a ti hijo sólo puedo darte mi canto " estás creciendo mi niño en tu nido de lecho y miel, están creciendo tus huesos en mi vientre de terciopelo y flor/ estás comiendo mi niño también todo mi dolor/ estás comiendo mi niño también esta soledad.

Aquella noche tuve miedo y pregunté como Pablo el apóstol ¿dónde está oh! muerte tu aguijón? me respondió con dolor. Sabía que estaba pasando lo sabía porque lo soñé y tampoco quería evitarlo, quería pero no quería, sé que se acercaba cada minuto y ¡oh! hijo la muerte nos rondaba a ambos, tu cuerpo indefenso y diminuto, el mío casi inerte por el dolor de cabeza, luchaba porque se fuera de nuestro lado, este era un viaje para dos, pero te dejé partir solito, aún no estaba lista para enfrentar mi muerte.

A ratos te aprisionaba, te rozaba con mis manos, ver si aún estabas con aliento. Del ombligoalpubisdelpubisalombligo, me tocaba los pechos para saber si ahí había una señal, un sigon vital; despertar para que me ayudes a no morirnos, me olvidé que somos mortales y que como tales debemos de partir. tu Eliseo- no estabas- creías que era frase,¿pero has visto? no era farsa. De todas partes emergió el dolor, torpemente, vino del mundo, de la transgresión, del karma. el dolor me arrebató, no reconocía nada, ni oraciones, ni respiración, dejé de existir salvo por el dolor. No sabía cuál dolor, si el haber perdido al hijo del matrimonio unos años antes, o si se trataba de algo nuevo, al hijo muerto no lo conocí sólo lo sentí crecer y entonces no me quería morir como lo quiero ahora.

Ambos nos equivocamos. Por todas partes se dispersó el amor, nos creíamos inmortales, pensamos que el amor duraría para siempre; la inmortalidad de ese amor estaba encubierta por el cuerpo de ese hijo mientras vivió y no lo comprendimos, no entendimos que era en aquel cuerpo donde vivía la inmortalidad de nuestro amor, pues tarde nos dimos cuenta que había muerto junto con él. Así anda ahora nuestra vida privada de aquel cuerpo.

A partir de la muerte del hijo, todo debía morir después, y por él la muerte del amor partía con él. Nada supo ese cuerpo de los sucesos que causaría. No supo de la inmortalidad que abrigó durante sus diez semanas de vida. Nadie, excepto y lo sabía. A partir de ese conocimiento tan absoluto, que el cuerpo de él era el pretexto de la muerte del amor, también yo debía morir y morí.
Habría que prevenir a las mujeres del mundo sobre esas cosas (aunque muchas lo manejan como el pan diario), que la muerte de un hijo hace mortal el amor y que, al contrario, su inmortalidad retiene, detiene al amor, aunque sea un amor desmitificado, desmerecido, desvalorizado, depreciado, que no se muestra como es, que ha ocurrido y sigue ocurriendo, sino mírame- sin su cuerpo- sin el cuerpo del hijo; la inmortalidad de amor no se detuvo, pasó por mi vientre, lo esquivó. Ahora sé que se trataba de un dolor nuevo, porque al perder a él te perdía a ti, mi amor por ti era más ancho que todos los ríos del mundo, alto como los árboles de la amazonía- el tuyo- era tan frágil - el dolor llegó a la escala de Dios.

La muerte invadió todo: el cuarto, la sala, el baño, la cocina ¿Te das cuenta? yo la mujer segura de si, la que nunca necesitó a nadie para afrontar la vida. la de las palabras precisas y la mente ágil; ahora era una simple marioneta ante la muerte que me zarandeó del todo. ¡Ay! hijo! la que nunca te acunó en sus brazos, la que te soñó hermoso y paseándonos por el parque con María y Samantha, la que no sabe tejer chambritas, ni te dio más el buenos días hijo, ya salió el sol, despiértate que viene papá e iremos a caminar por las calles, ni te contó del primer abandono, ni de la primera desilusión cuanto tú te alojabas en el útero. No estaba lista hijo, tal vez eso me hizo que yo prefiera morir contigo. Ya paso los treinta y aún no estoy lista. No dejé pasar tanta sangre de mis venas a tus venas. Deja correr ahora Eliseo, la sangre, es la sangre que nos une y nos derrota.
Aprender a morir, siempre lo pienso y hasta lo he ensayado. Es apenas un viaje, un camino de ropajes; eso quiero egoístamente ante tanta derrota. Repito incansable las preguntas ¿qué color tendrá tu piel? ¿Serías hombre o mujer? Aunque para mí siempre serás mi Juan Eliseo. Es cuestión de minutos..¿Cuántas respiraciones doctor?- ayude, ayude- y yo ayudé, dí todo de mí para que la noche pase, luego el día llegue para que nos de el último estacazo; aquí en mi cama esperando que el día llegue. Denisse ora, nos cuida; la muerte rondándonos, guiñándonos el ojo para que te vayas triste y secretamente.
Ahora podrá ser, te escuchaba repetir- ten paciencia, yo te amo. pero la realidad es nunca y nunca es siempre y siempre es jamás. Aquí se da la realidad, soy sólo una marioneta que se lleva el viento, un gorrión queriendo encontrar nido, soy incapaz de dártelo porque yo ni siquiera lo tengo,- pero estoy hasta el final contigo hijo- Muriéndome contigo y muriendo al amor, caminando paso a paso, lentamente, tan violentamente, hasta el final. Duerme pequeño, duerme amor.
No sé hijo cómo es tu muerte. La imagino durísima. Pienso en ti también Eliseo, tan cruel, tan cobarde, con toda esa crueldad carcomiéndote por dentro, con toda esta muerte para ti solito.
No sé cómo respiro luego de haber sentido tu muerte cada minuto, cada bocanada de aire mío te quitaba un poco del tuyo, se asfixiaba- déjame si puedes una sonrisa en la lejanía, una flor para que adorne mis cabellos, una esperanza.
Aprendo a dejarte ahora Eliseo, amordazado- exigiendo promesas no cumplidas, abandonos, presencias, besos y ausencias.
De ti hijo aprendo a vivir toda tu muerte, pero amordazándote como lo hicieron todos. Fue ella, fue él, fueron las mentiras y el engaño, fue el dolor y la derrota. Perdóname hijo, perdóname tanta muerte y tan violenta!!!




viernes, 13 de noviembre de 2009

Cuánta palabra me recorre por dentro

Cuánta palabra me recorre por dentro,
cuánta letra deambulando,
como ríos escapándose,
como manos entremezcladas por los senos, por los pies, los tobillos.
Han subido a la cabeza y se ocultaron en los cabellos.
Una entreabrió los labios,
otra se deslizó por los pechos.
Ayy! los pechos, se quedaron diminutas las palabras.
Subió la letra por los muslos,
se adormeció en el pubis,
letras subiendo, letras bajando,
frases golpeando en el oido,
frases susurrando,
acariciando,
diciendo...
Bajó la frase hasta ti,
se enlazaron los cuerpos y las letras
bésame, bésame dices,
las letras van y vienen contagiando
diciendo, murmurando
De pronto las frases callaron
fue como si se hubieran muerto,
y es que suele morir la palabra cuando ya no la necesitamos.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Curriculum vitae

Nací en Moxos
siempre jugué descalza.
Me crié entre árboles, tierra, sol y agua,
volaba de un árbol a otro y me colgaba en lianas como un mono.
Nadaba en pozas de agua todas las tardes
y jugaba futbol, a las cachinas y la tuja.
Vivía en barrio lindo y éramos más de 15 chiquillas
que nos juntábamos todos los días a jugar.
Mis mejores amigas eran anita y chiqui,
pero también mis primas niña, maye y melo.
Fui una niña alegre, inquieta y a ratos tímida,
y no creo nunca que nadie hubiera sido tan feliz.
Me preguntaba cosas raras cuando niña: por ejemplo la muerte
y qué hacían los muertos cuando tenían hambre.
O dónde estaba el otro lado de Bolivia y por qué yo vivía cercada por árboles
Tenía miedo a mi sombra y me asustaban los cuentos de duendes,
de pequeña odié la leche de vaca y las verduras.
Crecí entre pastores evangélicos gringos porque mamá era evangelista
y odiaba a los santos católicos.
Me inscribieron de “oyente a los 5 años sin cumplir”en la escuelita del pueblo,
pero me dieron libreta por ser la primera de la clase.
Daba clases del abecedario a Chiqui un año menor que yo
y cuando escuchaba en la radio acerca de los paros del magisterio,
acataba fielmente los paros y nos poníamos a jugar a las muñecas.
A los 10 años en acto cívico recité un poema de un tal Benjo Cruz
y al día siguiente sufrí una reprimenda sobre el comunismo y sus consecuencias,
nunca dije quién me enseñó el poema y lo guardo recelozamente escondido.
Jamás aprendí bien las matemáticas y pese a ese desliz fui la primera de la clase
no me dieron diploma de honor por mala conducta o a lo mejor no acostumbraban.
Por las tardes en época de lluvia nadaba en una poza
y en las noches de casi todo el año, me iba al cine a ver películas mexicanas.
Conocí a mi abuelo Joan muy de apenitas, él llegó del líbano
pensando que acá había tanto oro que al mover los árboles caían las libras esterlinas
echó raices y se casó con abue Fabriciana,
a ella no la conocí porque murió a los 30
y se hablaba de ella como de una leyenda
porque hasta olvidaron dónde estaba enterrada.
Mis otros abuelos no eran tan abuelos siempre distantes, en otro mundo,
eso significa que fui una niña “desabuelada”
entonces aprendí a amar a mamita eufemia la abue de Chiqui
y sentí el amor de ella bien fuerte.
Aprendí a nadar del susto
Aprendí a montar caballo del purito miedo.
Porque ese era el estilo de Bauty para enseñarme a ser "hombre".
Papá fue un buen tipo.
Mamá siempre estaba trabajando,
mi hermana Negri era en realidad quien se encargaba de mi
me cantaba canciones de moda: las sambas, los iracundos,
los angeles negros, algunas rancheras…
Gané varios premios, fui reina de belleza,
me emborraché a los 14 años y me dieron una tunda,
oriné desde un árbol de la plaza a los chicos bien del pueblo
me dieron otra tunda.
Lloré cuando fui al campo de vacaciones
odié a los mosquitos y ahí en el corral y la pampa
escribí mi primer cursi poema.
Mi primer beso me lo dio un profesor 12 años mayor que yo
pero más que beso fue un roce de labios
me lavé la boca pensando que mis padres se darían cuenta.
Fui a vivir a Cochabamba a los 16
y me desmayaba porque tenía miedo a los “profes Collas”.
No fui de viaje de promoción porque era una “niña bien”
y en esos viajes “se perdía la virginidad”,
mamá estaba errada porque la perdí cuando entré a la universidad
y con mayoría absoluta de edad.
Pero la pérdida más terrible es aquella que te quita la candidez para siempre.
Soñé con ser cantante como Silvio
terminé escribiendo poemitas, cuentos y novelas.
Caí rendida por José Arturo,
me atraganté con mariguana no pude fumar
fracasé como hippie porque no practicaba el lema ni me sabía drogar.
Fui amiga de los famosos
nunca pude ser igual que ellos,
pasé noches de farra e inspiré a más de un artista.
Estudié una carrera que no me iba,
me aplacé un montón de veces.
Lloré por las plazas de Cochabamba,
di serenata a mis amigas con mis amigos los Kjarkas;
sentí impotencia muchas veces
me sentí dañada por los hombres
Fui a trabajar para poder comer
no me vendí a ninguno.
Fui estrella de mar
fui nube imposible...
mi paño de lágrimas era Rodolfo un gran pintor y amigo;
al que un día le dije confusa: "no sé por quién lloro, no sé a quién quiero"
y él más confundido me dijo ¡Qué pasa pooo!
Me vine a La Paz estudié una carrera compatible con mi oficio de escribir.
Sentí la nadería y el sorojche
amé intensamente,
quise suicidarme varias veces pero no encontré nunca el coraje.
Reviví escribiendo.
Escribí “lo sucio” y me volví el clishé
Nunca fui a Chacaltaya a esquiar, no entendí el golf
Me casé mayorcita contrariando a la cultura mojeña
No tuve hijos- los perdí todos(en el fondo no los deseaba)
Adoré a mis gatos Júpiter Quispe y Gatúbela Sélum
Lloré cuando papá se fue en un suspiro,
odié a Dios y a los hombres cuando Gaby trascendió;
y cuando Carlitos se fue de dormido.
Entonces empezó mi búsqueda hacia la muerte;
dejé la literatura y me sumerguí en otras lides literarias.
Cuando mamá se fue yo
ya había encontrado los secretos de la muerte y fue menos doloroso.
Me volví esotérica metafísica y oculta,
descubrí el sentido de la vida!
descrubrí historias más fuertes que las que escribo
amé a Ruth mi terapeuta, a Gaia, a Merú y a Jeshua.
Volví a orar y a creer en Dios.
No milité en ningún partido(tal vez por la reprimenda del poemita)
no supe del poder y de sus enredos
odié a los políticos los noté viles, crueles, insanos.
Más tarde en la vida
Me reconcilié con ellos sólo para analizar sus formas, sus sentires, sus hablares.
Fui empleada pública y de Ongés
también fui consultora
trabajé unos años para el imperio yanqui (al menosellos pagaban)
Traté de trabajar para el imperio incaico y me rechazaron disqué por mis antecedentes.
Siempre fui una niña me hacer salir a la niña que llevo dentro.
Aprendí a cocinar,
seguí escribiendo y alguna vez cuando sea grande
seré como Anais Nin, como Marguerite Duras como Miguel Hernández
y a lo mejor soñaré con ser como García Lorca una poeta en Nueva York.
Y seré grande como aquel lucero que veo en el firmamento en las nochesbrillantes de La Paz.
Con esta especie de crónica desprovista de poesía, Roxana Sélum nos llevará por una travesía, mostrándonos su cuaderno que es la radiografía de su vida, la guerra entre la autora y sus fantasmas reales e imaginarios, la verdad que una mujer hace de sí misma.Este recorrido conmoverá por su impudicia y su ternura, desnundando sus propias miserias, es un ajuste de cuentas entre quien vivió y ahora lo recuerda con picardía y perplejidad. Derribando sin piedad todo aquello que quedaba en pie de su imagen de mujer poeta, poetita y narradora.

lunes, 9 de noviembre de 2009

6.
Dejar partir tan lentamente como una letanía;
dejar ir para dejar espacio al amor.
Ese espacio está habitado ahora por otras cosas
por otros signos, por otras señales.

5. Ese hombre

5.
Cómo puede un amor tan grande
caer en la nada. Yo me pregunto siempre;
y las respuestas llegan del universo:
puede acabarse aquello que no es para uno,
que no es para vos,
porque sencillamente ese hombre no era para vos,
estuvo ahí sólo por un instante, un espacio, un tiempo:
ese tiempo preciso y exacto que te haría crecer,
porque el dolor te hace crecer de manera insospechada,
y me volví gigante y pude volar;
me he remontado por la cima del dolor
y supe sacarle provecho a la nada;
a ese abismarme, a ese fading que me hacía ver todo negro.
absurdo, cruel, insostenible.
porque ese hombre si que me dolió.
Me dolió el corazón, la piel, la vida,
me pesaba como toneladas en la espalda,
ese hombre fue malo, cruel, destructivo;
y me dejó sola en la noche, triste en el día y absurda en la vida.
Ese hombre me heló la sangre;
porque no pudo, no supo, no fue.
Quería comprarle la vida a alguien,
para que me dé un hálito de vida;
y busqué las recetas, las absurdas recetas de la abuela
porque me dolía en la cara la verguenza,
hice los rezos que me dió la terapeuta para dejarlo ir
y no podía, no se iba de mi alma
porque estaba atado a mí como una lacra,
como un estigma que se arrastra como un karma;
años pasaron para que al fin me diera cuenta
que yo podía romper ese karma
y haciendo caso omiso de las leyes
lo eliminé cortando incluso la posibilidad de volver algún día.
continuará...

4. Mi piel toda llena de su ser desnudo

4.
Otro hombre llegó años más tarde
al trasponer los mejores años de mi vida;
ese hombre me impactó más que ninguno;
porque en él encontré todas las cosas que nunca antes busqué
que las hallé porque sí, porque uno cuando busca
a quien amar, no se fija mucho en los atributos
que quisiera que tenga esa persona. Y eso nos hace equivocarnos tanto...
Ese hombre es quien inspiró gran parte de mis poemas,
es el hombre que amé desmedidamente,
alocadamente, perdidamente.
Nadie nunca amó de esta forma tan desaforada,
tan descontrolada y perdida como yo.
Amé sus ojos marrones, su cuerpo que aún al recordarlo me enciende
me subyuga y enamora.
El fue el hilo de azúcar miel, de piedra y de fuego,
la fuerza y el derrumbe!
la magia y la ternura,
la pasión y el dolor,
el hades, las sombras,
las tempestades y el incendio
pero al final; fue un infierno amable.
He amado menos,
he amado más, no lo sé,
sólo sé que nunca fue tan pleno intenso y volcánico.
Este amor salió del olor de los tulipanes dormidos,
salté al abismo, me abismé y morí,
pero ya ven...
soy otra, porque ahora puedo gritar que el placer:
ese esclavo cruel ha crecido como la ola:gigante, cristalina, encendida
como su cuerpo en movimiento.
Fue la marea subiendo,
las manos rozando mi cuerpo, el agua inundando y mi piel toda
llena de su ser desnudo!

3. el hombre

Mark Sink
3.
Pero el alma del hombre era tan chica
tan poco evolucionada,
que se fue como se van las cosas sin sentido,
porque estamos en esta vida para evolucionar,
y su evolución llegó apenas al plano astral,
no pudo subir y se quedó solita su alma
amando a otros cuerpos,
queriendo encontrar en cada uno el mío.
Ahora es mi hermano, mi amigo,
no puede ser otra cosa,
porque este hombre que amé sobremanera
ya no me produce un raz en la piel
ni una angustia en el alma.
que

Se encendía el cielo

2.
Otro hombre que me desconcentró sobremanera
fue sin duda: ese que no sabía amar de otra forma que no fuera con su cuerpo;
nunca nadie tocó mi cuerpo como él;
nunca mi piel respondió a nadie como a la piel de él,
sus manos rozaban las mías y se encendía el cielo,
sus labios besaban los míos y era el éxtasis supremo.
Pero ese hombre extrañamente no se fue nunca de mi lado,
no pudo nunca romper ese hilo de acero y miel que nos unía;
sin embargo yo, lo dejé partir como se dejan las cosas que cuestan
que se han metido hasta en los tuétanos de los huesos;
lo dejé muchas veces: algunas, le hice daño porque fue como un rayo que viene de la tierra y te sacude; y que en el momento preciso, te señala una decisión que cumplir;
una sola; la de estar para vivir- y tal es la decisión que asumirá tu cuerpo.
Ese hombre murió tantas veces y volvió a renacer
porque nadie conoce los caminos de la pasión
solo los recorremos sin preguntarnos como son.
¿Ni qué decir del placer profundo que emanaba de su cuerpo,
la ternura de sus manos;
yo si que amé con pasión a este hombre!
Amé la redondez del tobillo, la curvatura de sus muslos;
la soledad de su alma;
pero como todo pasa, este hombre también pasó.
Continuará...

jueves, 5 de noviembre de 2009

El hombre

1.
Extrañamente, el hombre, el hombre que ves por la calle,
el hombre común:
el hombre que sale a conquistar el mundo; el hombre que se ama y se idolatra,
que se sueña, y que vive y muere; el hombre que tu ves todos los días
no tiene nada que ver con el hombre, con su mundo interno.
Pues el hombre, ese que has soñado, venerado e idolatrado; es otro hombre
y tu no lo has comprendido nunca.
Pues conocerlo, es un verdadero misterio;
es una verdadera travesía y no todas las mujeres quieren emprenderla.
A veces, ese hombre tan huraño, tan lejano y monótono
es un ser que habita congojas;
otras veces; lo habitan: la madre destructiva, el miedo, y el pudor.
Pero a ese hombre no hay que comprenderlo, simplemente hay que dejarlo ser.
Existen hombres que a mi me han impacatado sobremanera;
por ejemplo aquel que sus brazos alargó para agarrar a ese gatito de la calle
y darle tanto cariño que casi explota su corazón.
Otro hombre me heló la sangre;
cuando me dijo: no puedo, no quiero, no debo. Ese hombre, sabía en su alma pequeña
que yo era lo que su alma anhelaba, pero tuvo miedo de saltar al abismo;
ese tipo de hombre es el que me da asco.
Hay otros que simplemente se pierden en la nada...
continuará

Un torbellino me inhibe sutilmente,
nostálgicamente me agravia.
Voy a romper este cráter de miserias y mentiras
y voy a salir a verter más aguas que un río.

martes, 3 de noviembre de 2009

Junto con tu cuerpo me diste la neblina,
la oscuridad, la sombra de tus labios
pasando por mi espalda.
Me reagalaste la desazón, el vacío, la nada, el derrumbe,
la humillación, la ansiedad y el hueco vacío del hijo perdido.
Los pechos llenos de leche
y el desayuno amargo.
Nada, salvo el sueño me arrancaba tu nombre,
nada, salvo la noche.
Calladamente pondré mis manos a los labios
y guardaré en ellos el secreto de tus besos
tan cálidos.