Sutilmente, el amor llega como ladrón en la noche,
sin pedir permiso se apropia de tu cuerpo y de tu alma, de tu corazón;
y el corazón que es el órgano del deseo puede henchirse, engrandecer ese amor.
A veces le tememos como si fuera algo malo, nos escapamos y nos adelantamos
a ese paisaje solitario desmotivado, sin emociones. Pero el amor sólo llega fatigado
de tanto huir hacia adelante y es ahí donde deberíamos hacer una pausa y detenernos
disfrutarlo y vivirlo intensamente.
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