Para vos porque te amo, por tus manos, por tus ojos,
Porque no me dañas ni me meintes,
porque me lees y eso es suficiente.
Te deleito entre intersticios blancos
donde las luciérnagas hacen su nido.
Te arranco con ternura de la realidad,
voy poniéndote la piel erizada,
y en el cuerpo cenizas y relámpagos.
Quizá no logro el galope de mil potros desbocados
agitando el corazón,
pero halo las cintas que descolgaban de las estrellas.
Con eso es suficiente.