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martes, 12 de julio de 2011

Voy a partirte los labios con un beso

para que sientas que el amor es más que una mirada

y que un beso vale más que una canción.

Yo que duermo a orillas de otro cuerpo...





Créeme cuando susurro

en la noche tu nombre

que se viste de escombros, y

sigiloso asoma tu cuerpo

al tocarme, y estremecemde enigmas la piel.



Tus manos tocándome y el cuerpo

se retuerce de placer al pensar que necesito de vos,

y sólo está junto a mi tu alma.



Has traspasado los límites de la mente concreta,

has llenado de caricias mi vida

y has visto crecer

el botón de mis senos…

Creo que de nada sirve luchar contra esta caricia

abrasadora que me recorre me llena y me besa.



Ni el tiempo ni el destino, ambos arbitrarios crueles que un día te arrebataron de mis brazos, robándome todo,
nada ha podido contra esta avalancha de sensaciones calmar aquel fuego primario
que un día nos unió.
Ni la verdad, esa cruel viñeta de la vida.

 
Ya mucho más allá del plano físico

existe un territorio de los sentidos: la geografía de tu cuerpo,

el mapa que traza sutilmente

los límites

entre lo que es y lo que fue,

un laberinto casi mítico,

donde es posible ser feliz.



Todo el ritual pasa una y otra vez

en el reflejo de la soledad: tus ojos,

tus cabellos, tu boca

que se torna loca, que me aloca,

que sube hasta las lunas

que besa, que lame,

que bebe la miel,

el elixir del placer que se escurre

sobre tus dedos, que resbala,

que encandila, que penetra

y me sumerge en el río,

navegando más allá y

de este lado te poseo,

mientras juegas con otra mujer

los juegos de la resignación

porque fuiste cobarde,

porque creíste que no era,

que no servía, que no podía!

pero ya ves, sigo viva en tu mente, en tu cuerpo y en tus sentidos

y aún de lejos hago que tu cuerpo

reviva día a día la sal,

la sazón y esa entrañable ternura de la noche que te hacía temblar de pasión cada vez que te amaba.



Me gustaría que creyeras

que este es el triste juego de las compensaciones

con que consuelo tu partida.

Yo que duermo a la orilla de otro cuerpo vida, mi vida

tengo miedo de caer en el abismo.



Yo que duermo a la orilla de otros brazos

disfruto en otro y pienso en vos.



Tu que sueñas amarrado a otras senos
mientras le haces el amor piensas inevitablemente en mí

Yo que duermo a la orilla de otro hombre
mientras siento la cálida sensación que sube desde la base de la espina dorsal hasta el cerebro,
me recuesto hacia atras cierro los ojos y pienso en tí.
Yo que duermo a la orilla de otro hombre
tengo miedo amor de caer en el abismo.