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sábado, 28 de noviembre de 2009

Y me estremecí toda...

Hoy sin saberlo sin saber que besarías mi cuerpo,
hice un rito frente al espejo,
coloqué el aroma de miel sobre los muslos,
recorrí los brazos y la espalda.
Toqué mi torso.
Acaricié suavemente la aureola de los senos,
cubrí las grietitas del pezón toqué el pubis de luna,
la redondez del ombligo,
la silueta toda,
y más tarde recorrí su cuerpo con pasión salvaje como queriendo emprender un viaje sin retorno -en el que me fundo cada vez que lo amo.
Toqué la curvatura de los tobillos,
subí besando los muslos la pelvis el torso…toqué su pecho que se abrió de pronto como crisálida, sensitivo, cálido.
Volví a sus caderas y disfruté de su cuerpo en movimiento.
Sentí su piel que se estremeció al rozar- pasar los labios, sentir la textura, oler su perfume que huele bien- huele a miel.
Hoy he tocado su cuerpo con pasión extrema como si fuera la última vez.
Como queriendo asirlo en el tiempo, lo besé tantas veces… hasta llegar a creer que nada más existía en el mundo, lo sostuve entre mis manos y me estremecí toda.

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