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martes, 17 de noviembre de 2009

Cuento corto


Un viento huracanado levantó las cortinas del cuarto,la tenue luz de las velas apenas resistían dejando entrever la escena.
El hombre acostado en la hamaca, el torso maravilloso como un Dios,
los muslos color canela, los brazos largos y musculosos; sus manos hurgaban todo, subían , bajaban.
La mujer se columpiaba como una niña, arqueaba la pelvis, balanceaba, daba saltos al ritmo de un tenue grito. De pronto el viento desplegó la cortinas hasta las velas e incendió el cuarto ahogándolo todo.

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