
Anoche buscando tu cuerpo en otro cuerpo,
cerrados los ojos casi lo creo,
porque así de cruel es esta vorágine
que me pone un varón y me sumerge entre sus piernas,
qué locura desandar la travesía
sentir vibrando sus sentidos
sentir el goce de cuerpo y el mío,
sabiendo que el placer
nos arrastraría hasta la orilla
y abismada en su regazo
pude innoblemente perderme
entre sus besos.
Gozar desmedidamente, cómo quisiera rescatar
ese amor tuyo, darte las monedas sonriendo.
Esperarte en casa sola,
otra vez comenzar a quererte
sin que tanta miseria irrenunciable nos hubiera sucedido.
y seguir en esta nada
que a otra nada nombra.
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