Y se muy bien que no traspasarás
este río que te retiene en su corriente
no lograrás penetrar la materia
ni convertir el éter de los recuerdos
en cuerpo, ni en abrazos, ni en los sinsabores.
Ni en el gesto de desvestir cada noche
el cuerpo que te reclama.
Ni estarás en la sonrisa que alivia
la soledad que me desborda.
Ni en la línea que suena y trae tu voz
del otro lado de la ciudad,
ni en las mañanas al despertar
sonámbulos de encanto.
No, no estarás y me ensombreceré toda
me molestaré yo misma
al no encontrarte recitaré un mantra
para sostenerme en pie,
para decir que el aliento viene de otra parte
no solo de ti.
Me enojaré amor mío
sin que tu lo sepas,
y cocinaré el plato que te gustaba
y escucharé la música que guarda tu aliento,
pero todo ello no será para ti,
porque ambos sabemos
que la danza que inicio no te llegará.
Y diré las cosas que puedo decir
cuando se precede al amor
cuando la cálida oleada recorra mi cuerpo
me estremeceré niño mío
aunque no estés en esta ciudad llena de escombros.
No estarás para nada
no serás nada
y cuando piense en ti
lo haré con una idea obscena
que oscuramente me vuelve a ti.
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