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viernes, 29 de enero de 2010

Azúcar cielo



Junto con tu cuerpo me diste la neblina,
la oscuridad, la sombra de tus labios.
Me regalaste la desazón, la nada, el derrumbe,
la humillación, la ansiedad,
el hueco vacío del hijo perdido
los pechos lleno de leche y dolor,
el desayuno amargo, el café frío.

Nada, salvo el sueño me arrebataba tu nombre,
Nada, salvo la noche.

Junto contigo, vino el infierno y el paraíso,
el éxtasis, la dulzura de azúcar cielo,
las frases correteando por tu espalda,
por tu cuello, por tus ojos,
las frases mías correteando
corriendo por tu alma.

Y así está el mundo mío ahora
libre de aquel cuerpo visitado,
libre de la luna de un verano muerto.

No sé si te lo dije
no sé si lo pensás alguna vez,
pero todo lo que de vos quisiera
es tan harto y es tan poco,
una mirada, un raz en el corazón,
un cruce de manos,
los "te amo" en el semi sueño, en la vigilia.
Esas cosas de nada,
cotidianas...
besar tus ojos, dos pedazos de mi cielo castaño-marrón,
lo que hablás,
lo que pensás un momento.

En fin, pasajero anónimo,
viajero salvaje de un verano muerto,
a veces quiero eso de vos, y nada más.

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