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viernes, 7 de mayo de 2010

6.Abismarse

6.
Podemos decir que los días que estoy viviendo son días aciagos,
porque me siento como "suspendida, colgada de algo", en "stand by"
"con las manos atadas"; entonces aprovecho los momentos más preciados para alimentar mi alma y consigo de esa manera la paz.
Pero existen otros, en que lo único que se me ocurre es abismarme.
El abismarse - según Barthes- es un ataque de anonadamiento, según yo,
no es más que un estado de desesperación y otras veces de plenitud...
Por eso, recurro a la escritura para que esta desesperación se convierta en plenitud
del goce.
Esta explosión de abismo suele venir de un no hacer- no tener qué hacer-,
pero también puede venir de un momento de hipnosis, una sugestión actúa de modo tal
que me empuja a desvanecerme, a dormirme de tristeza, pero sin matarme del todo.
Cuando esto me ocurre, es porque no encuentro más lugar en el universo para mí, ni siquiera en la muerte, entonces trato de convertir la pantalla en blanco y estas patitas del ordenador
en algo recurrente: la memoria de un pasado cercano.
Explorar, convertir esos momentos de anonadamiento, de nadaría, en algo. Conectarse con el alma; esa es la sencillez suprema de un artista.
Por un instante pensé que lo había olvidado, pero no,
estabas ahí en el registro etérico de mis células
como un elixir, como una gota de agua que rasguñó tu mar.
Olvidar la realidad y no escribirla, es negarla,
por ello, esta práctica actual de mis escritos tendrá el sello
de la simple y cruda realidad, el texto si es magnificado, engrandecido, provisto de esa suprema belleza que son los versos- tendrá que ver netamente con lo que mi alma me dice, y se las traspaso a ustedes.
Lo que invente, lo que escriba como ficción, será simplemente mi ego que me habla.

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